Estos grupos aportan su propio capital semilla, representado en talento, pero además deben pagar pasajes y estadía en el Mono Núñez. Mientras que otras delegaciones le dan un trato preferencial a sus artistas y aprovechan, como debe ser, estos festivales para sacar pecho, promocionar con catálogos el turismo y la cultura de la región de donde provienen, nosotros en Pereira no tenemos presencia como ciudad más allá de la que nos ofrecen con las uñas nuestros artistas. No sabemos aprovechar la oportunidad, pero aplaudimos después y con pena.
Pereira debe ser un lugar que acoja, proteja y potencia el talento humano, no por afinidades políticas sino por resultados como los que logran estos grupos. No se trata solo de dinero, sino de políticas claras, de espacios, de saber potenciarlos. Acá ni la mezquindad ni el odio ni la envidia, pueden regir estas nuevas promesas. Por el contrario, el respeto y el amor deben ser el motor, esa es la ciudad creadora que soñamos. Y si lo que ocurre es que los funcionarios se sienten amarrados para hacer gastos presupuestales con libertad, pues hay que ser creativos y brindar rutas alternativas de gestión.
Debemos hacer mayores esfuerzos para estimular a estas promesas, respaldarlas, recibirlas a su regreso con el carro de bomberos de ser necesario, (esto es metafórico) reconocerlos con recursos en instancias institucionales como el Concejo. Ojalá que la administración presente conciertos a la comunidad para que Pereira disfrute y sepa qué hizo ganadores y grandes a nivel nacional a estos talentos nuestros.
El lleno total que hubo en el evento La Cuadra esta semana, no me sorprende y demuestra una vez más que la gran movilización juvenil y el cambio generacional que se evidencia en Pereira a través del arte y la música, no es solo producto del capricho, sino de la consolidación de una Cuadra que se reinventa a sí misma, que no envejece, y entiende que el arte no es solo el cuadro para colgar, que lo que vibra hoy son los productos culturales, construidos en redes que se interconectan, convocan, construyen sentido, nuevos públicos, nuevas miradas y formas de resistencia… y eso es muy político. La maestría en estética y creación UTP, Papá Boccó, Sativa, se consolidan como grandes movilizadores culturales y de su cantera es que han surgido nuevos talentos como Amaretto.
Hay una masa crítica gestándose de otra forma, y nuestros dirigentes parecen ciegos a esos cambios y no están generando lazos para construir juntos. Ojo.
Carlos Vicente Sánchez
Cavisa
Escritor & Gestor Cultural