Ricardo Alfonso Moreno R. Columnista 
Publicado el Miércoles, 15 Febrero 2017 07:06

JAMES RHODES: UN GENIO SALVADO POR LA MÚSICA DE BACH

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James Rhodes y su piano James Rhodes y su piano Fotografía: http://www.jamesrhodes.tv

MEDELLIN (ANT).  JAMES RHODES, UN GENIO SALVADO POR LA MUSICA DE BACH. 

CRÓNICA DE UN ENCUENTRO CON EL PIANISTA DURANTE EL HAY FESTIVAL MEDELLIN 2017.
Un hombre que a simple vista, tiene la imagen de genio.   Descomplicado, de vestir sencillo, desprovisto de toda vanidad, pelo desordenado y con esa tranquilidad pasmosa de los hombres de arte.   Un paréntesis.   Afortunado el hombre que pueda llevar su pelo desordenado.

Este londinense de cuarenta y un años, tiene una historia de vida tan cruel, tan obscura, tan absurda, tan cargada de dolor, que podría pensarse que este tipo de vivencias, solo puede encarnar un ser capaz de reproducir ese mismo dolor en otros.


No obstante la vida, en esos raros arabescos que de tiempo en tiempo ofrece, ha decidido regalarnos a este genio. Una lumbrera, que un tanto sin proponérselo, llegó para devolverle a la música clásica, el sitial que no debió habérsele arrebatado nunca.

james rhodesMuy en su estilo, recalca enfáticamente que no disfruta removiendo ese pasado que rebosa de repetidos episodios de maltrato y abuso físicos y asombra saber que este gran ser humano, no fue siempre tan fulgurante como se lo ve hoy.   En algún momento de otrora normal y cotidiana existencia, fue un ciudadano cualquiera.    Así como se lee, un ciudadano de la City, buscando como otros, aferrarse a la vida en el intrincado mundo del mercado financiero de Londres.   Dejando de vivir la vida por abrirse paso allí, donde miles de personas buscan ganarse el pan haciendo crecer la enorme riqueza de los más acaudalados. Si se piensa bien, un mundo tal vez igualmente sórdido como el de su niñez.    Ese embeleco del ser humano de repetirse siempre en sus mismas tragedias y de no cortar ese espiral negativo.

En sus palabras: no ha inventado nada y se considera asimismo indigno de ser calificado de genio. Es su propia visión de las cosas y poco le importará si yo, pienso distinto.

Si se tiene en cuenta que en sus múltiples crisis abandonó el mundo musical por cerca de una década, lo que este hombre ha hecho es, sencillamente titánico. Su calidad interpretativa, versatilidad y virtuosismo, lo han llevado a reventar escenarios en todas las latitudes del globo y le han granjeado incluso entre sus muy exigentes y recalcitrantes colegas, la reputación de imbatible y al mismo tiempo sublime al momento de enfrentarse al armatoste de las ochenta y ocho teclas, ese monstruo de mil cabezas, aquella Quimera que la historia se ha empeñado en llamar Piano.

Su faro, su ícono, su figura a emular ha sido siempre Johann Sebastian Bach, no solo por el portento de músico que fué, por lo seminal de su obra, por lo colosal de su aporte al universo de las músicas del mundo, sino porque además, su vida, -la de Bach-, discurrió como una insoportable secuencia de sucesos trágicos infortunados.

Haciendo las veces de nigromante prestidigitador, se le antoja a uno pensar que tal vez eso que Rhodes vió en Bach y reitero, no solo de su obra, ni del músico, sino de la persona, del simple mortal, fue lo que inspiro a este londinense menudo del barrio St. John's Wood, a quererse comer el mundo a través de su arte.

Una pregunta que surge es: ¿será acaso que la tragedia, la miseria y el dolor humano, son el más grande disparador de la genialidad? Esa respuesta, se la dejo a los filósofos y perdón por la digresión.

Recorrer a Rhodes, es adentrarse en un mundo de sinfonías, allegros, sonatas, fugas y demás formas musicales, que encarnan lo más puro y duro, la quintaescencia de la música clásica, esas obras maravillosas que parecieran estar reservadas solo para los oídos más afinados como en una suerte de aristocracia musical.   Y es precisamente allí, donde este hombre hace su gran aporte al mundo de las artes y especialmente al de la música.    Es un abanderado de la desmitificación sobre lo inaccesible de la música clásica derivada de la dificultad para ser interpretada, de la visión de la misma como gema inalcanzable, intocable para no diestros, para escuchas amateur, como yo.

En "Toca el piano", su escrito de 2016, asegura que la música clásica es de tan fácil dominio, que cualquiera de nosotros, podría en el lapso de escasas seis semanas, interpretar sin líos algunas obras conocidas de Bach, dedicando a ello, un tiempo no superior a una hora diaria. Esta afirmación es en sí misma, un bálsamo para quienes aún a pesar del paso del tiempo, nos resistimos a la idea de que no podemos ser músicos. Obviamente y en eso es categórico, se requiere mucha disciplina y reitera lo que grandes hombres han dicho a través de los siglos: el trabajo alcanza, aquello que no puede la inteligencia.

james rhodes 1Un pensamiento para rescatar de las tantas cosas que se le escuchó decir, es que, todos en esencia somos músicos, somos seres musicales, seres del arte. Nacemos con un sentido del ritmo natural, el baile y el canto nos es propio, lo del oído es harina de otro costal y es una pena que aquello que llamamos educación, termine por cercenar ese instinto connatural a nosotros, en función del estilo, de la mera estética. Tonterías.

Haberse dado la oportunidad de conocer a semejante ser humano, es un salto desesperado para recuperar la esperanza en la humanidad.   Hace falta poblar la tierra con más gente como ésta, que conecte con la esencia de lo que somos, que cuente la historia de cómo el dolor no es óbice para la grandeza.  Ojalá el cielo de los artistas, quiera que tengamos James Rhodes para rato.

Para no cansar más, vale la pena compartir con afines y no afines a la música clásica, la recomendación del artista, de aquello que lo mueve, de la pieza que lo inspira, la obra que colma toda su admiración. En espera de que alguien quiera darse la oportunidad de escuchar, al menos una vez, una obra sin parangón.

 

Obra: Chaconne in D minor. Escrita por Johann Sebastian Bach para violín con arreglos de Ferruccio Busoni para piano.

Visto 3073 veces Modificado por última vez en Miércoles, 15 Febrero 2017 07:56

Productor del espacio radial "We are the world", músico frustrado, profesor por vocación, amante del vino y las buenas conversaciones; loco por la música de verdad y locutor por accidente. 

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