Enrique Figueroa, y muchos más, hayan podido compartir con el pueblo colombiano el fruto de su inspiración, llenando un vacío que los medios masivos de comunicación, de dominio privado, nunca se han interesado en cubrir.
A través de las últimas cuatro décadas, el festival Mono Núñez, ha logrado canalizar la afición de muchos colombianos por nuestra música raizal, superando las dificultades resultantes de una competencia desequilibrada con otras músicas que son impuestas al oído del oyente con todas las herramientas tecnológicas que la difusión comercial tiene para cambiar el gusto de generaciones enteras, en un país sometido a las multinacionales de la radio y la televisión. Para fortuna de la mùsica colombiana, los escenarios de festivales y concursos toman cada día más fuerza, de modo que se constituyen en un oasis de calidad y buena mùsica en medio de la nefasta práctica denominada "payola" que introduce casi que a la fuerza al público oyente en otros géneros musicales, con base en la repetición incansable de melodías, ritmos y letras pobres y sin sentido
El festival Mono Núñez es un desfile de las más grandes insignias de la historia nacional, representados en bambucos, pasillos, guabinas, torbellinos, chotis, fox, rajaleñas, cañas, sanjuaneros y sanjuanitos. Es un canto colectivo de colombianidad y convivencia pacífica. Una fiesta incluyente donde se dan cita las expresiones vernáculas de nuestra música, con las últimas creaciones y desarrollos de la identidad nacional que viaja por el mundo, en partituras y notas, que suben al cielo en un canto por la paz que ha durado más de 40 años. Fruto de su actuación se han creado muchos otros festivales en diferentes regiones de Colombia, que pueden ser considerados dignos hijos del Festival Mono Núñez, proporcionando por supuesto el escenario y la oportunidad para que las jóvenes figuras de la música colombiana puedan acceder a sus públicos, la disfusión de su trabajo y deleitar públicos exigentes con sus magníficas actuaciones.
Y a fé que la calidad interpretativa, el progreso de la composición, y la conformación de agrupaciones que viajan por el mundo, como lo hiciera hace más de 100 años la Lira Colombiana, pueden ser mostrados como excelentes resultados de esta cosecha de las escuelas de formación se han especializado en nuestros ritmos, instrumentos, coreografías, trajes y puestas en escena. Los festivales han propiciado el surgimiento de nuevas empresas de producción, iluminación, grabación, publicidad, sonorización, turismo y gastronomía para la economía colombiana. Todas estas cosas hay que abonárselas a FUNMUSICA y a quienes han tomado siempre la decisión de apoyar sus actividades.
Estamos invitados pues a este nuevo encuentro músical en Ginebra del 26 al 29 de mayo próximos.
GILBERTO CARDONA
Gestor cultural