Horacio Millán Pelayo Columnista 
Publicado el Martes, 04 Octubre 2016 14:55

ME QUEDO CON LA MÚSICA COLOMBIANA!

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BOGOTÁ, D.C.    

Hace un tiempo recibí en casa la visita de un amigo quien se sorprendió al oír la música con la cual acompaño mis actividades y concluyó: “qué raro, a usted le gusta la música de viejitos que ponen en los restaurantes”. Me quedé pensativo, me cuestioné.     Aún recuerdo las frías madrugadas de campo, impregnadas de un intenso y exquisito café que se conjugaba con el olor característico de la arepa de maíz amarillo; al fondo, un fogón de leña, yo de cortos años, sentado en un “butaquito” rústico de madera oyendo un radio que emitía música colombiana.

niyireth 3La música hace parte de nuestra identidad, de la forma de ser y actuar; de nuestra cultura.    La conocemos por la tradición de nuestro entorno, por los medios de comunicación, por la interacción con otros. No se podría concebir la vida sin ella; hay de toda clase: rápidas, suaves, para bailar, para meditar, estruendosas, improvisadas, alegres, melancólicas, sencillas y otras tan bien elaboradas que resultan difíciles de digerir; las

clasificamos en géneros y esos géneros caracterizan contextos geográficos o se asocian a las edades de las personas y tipifican las generaciones.

Se podría afirmar que la música explica la cultura pero también es cierto que la forma de ser de nuestros pueblos se hace visible y palpable en las expresiones sonoras; lo que cantamos, transmitimos, los instrumentos que usamos y las pretensiones que tenemos.

Hasta hace poco, si se quería escuchar una canción debía llamarse a la radio y hacer fila de espera para por fin escuchar eso que nos alegrara el alma o permitiera evocar sentimientos y quizás dedicar, rogando al cielo que el locutor la dejara sonar completa y sin “jingles” que identificaban la emisora que se sintonizaba; hoy las nuevas tecnologías nos permiten repetir una y otra vez una canción, conocer culturas y hallar en ello la posibilidad de abrir el horizonte a nuevas experiencias. ¡Qué afortunados somos al vivir la etapa de la historia de la humanidad que nos ha correspondido!

No comulgo con quienes asumen actitudes represivas, críticas y hasta burlescas frente a quienes no comparten con nosotros los gustos, discusión eterna; precioso ejercer el sagrado derecho de la libertad. Tal vez aquí piense Ud. en el amigo o vecino que prefiere deleitarse con un equipo a todo volumen y sea su manjar exquisito el reggaetón, vallenato, rock pesado; o tal vez quien lee sea quien le gustan estos géneros y no hallen racional el porque nos gusta lo que nos gusta.     Yo me quedo con lo que se hace en mi país, con los “cantos que ya me arrullaban cuando apenas decía mama”.    

Tuve la fortuna de conocer la música de la Región Andina Colombiana, aquella que se escucha y se hace en los Santanderes, Cundinamarca, Boyacá, Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Huila, Tolima, e incluso en departamentos como Valle, Cauca y Nariño. Por muchos años creí que la música colombiana era una sola, luego comprendí que existe diversidad, que por la región, las costumbres adquiridas por herencia, las formas de pensar, se van constituyendo en identidad; la hay en la costa atlántica y pacífica, en las Islas, en el valle de upar y en los llanos; y hay música andina colombiana; no obstante no es una sola la de nuestra región; existen géneros como el Bambuco, Vals, Pasillo, Danza, Caña, Carranga, Merengue, Paseo, Guabina y una larga lista que según cuentan los estudiosos, se acerca a unos treinta ritmos distintos.

afiche bambuco 2016Podría decirse que es siempre vieja y siempre nueva, han existido compositores que hacen parte de la historia de la patria, cuya lista en definitiva es muy amplia, verbigracia: José A. Morales, Pedro Morales Pino, Jorge Villamil, Jaime R. Echavarría, Gentil Montaña, Alvaro Dalmar, Rafael Godoy, Jesús Rey y otros que viven, que siguen escribiendo y cosechando sentimientos: Jhon Jairo Torres, Luz Marina Posada, Ancízar Castrillón, Gustavo Adolfo Rengifo, Héctor Ochoa, Fernando Salazar, Leonardo Laverde, Jhon Claro, Doris Zapata, María Isabel Saavedra y muchos más. También son diversos los formatos para su interpretación; está en la memoria de muchos el referente del Trio Típico Colombiano, duetos y solistas acompañados principalmente de instrumentos de cuerda: guitarras, bandolas, requintos, tiples (único instrumento estrictamente colombiano); la forma de hacer música también ha evolucionado ha dejado de ser una ejecución con instrumentos regulares y técnica inexistente para convertirse algo con proyección al menos en los últimos cuarenta años con lo que se puede considerar la academización de la música a través de creación de conservatorios y facultades de en varias ciudades de Colombia, trayendo también consigo la incorporación y fusión de bajos, baterías y percusiones propias de otras expresiones. No obstante es absolutamente bello pensar en el campesino de manos agrietadas, que con el cansancio del día, con dolor de cintura por estar frente al surco y ya en su “ranchito” acosado por las regulares condiciones en que se vive, empuñe un instrumento musical para cantarle a su labranza, su entorno y los sentimientos que experimenta.

La mayoría de los géneros citados tienen su génesis en los más prestigiosos escenarios de la estética europea y con su evolución en Colombia, han presentado en primera instancia el sentir y relación del hombre con su entorno en una gran medida acentuando en lo rural, pero al realizar un acercamiento gratamente se sorprende quien indaga que la música es la región andina de Colombia una forma de expresión viva, que respira, que se fundamenta en las vivencias cotidianas de las generaciones actuales.

Es tan rica nuestra música que solo por citar un ejemplo, a quien llaman el “Mozart Colombiano”, de la estirpe santandereana, Luis A. Calvo, es objeto de estudio en académicas europeas que a bien han tenido prestarle importancia a los sonidos de nuestra región, a considerar alta su riqueza y tal vez valorar con mayor ímpetu que nosotros mismos aquí lo hacemos; tal vez por ausencia divulgación en los medios de comunicación tradicionales y comerciales.

afiche ginebra 2016Me llena de alegría, al tener la oportunidad de conocer bien sea por los canales regionales de televisión, las radios universitarias y culturales e incluso en las varias emisoras virtuales de radio que se dedican a su divulgación o cuando se tiene la oportunidad de asistir a diversos concursos de la música colombiana, ver auditorios repletos de espectadores realmente muy apasionados y aún más conmovedor y esperanzador es ver que en escena abundan niños desde muy tempranas edades exponiendo y haciendo posible la continuidad de la tradición de nuestras músicas. Tradicional no significa viejo, no necesariamente, la música colombiana actualmente está vestida de ciudad, aromada de diversidad en su contenido; es indescriptible su riqueza narrativa.

Son solo una pequeña lista de eventos que se hacen en Colombia: Festivalito Ruitoqueño y Concurso Nacional de duetos en Floridablanca, Concurso Jose A. Morales en El Socorro, Guane de Oro en San Gil, Concurso del Tiple en Charalá y en Puente Nacional, Rey del Requinto en Cota, Festival de la Guabina en Vélez (es el más antiguo de todos los festivales, comenzó en 1961), Cuyabrito de Oro y Hermanos Moncada en Armenia, Concurso de Bandas en Paipa y Villeta, Mono Núñez en Ginebra, Concurso Nacional del Pasillo en Aguadas, Concurso Nacional del Bambuco en Pereira, Colono de Oro en Florencia (Caquetá), Festival Bandola en Sevilla, Hato Viejo Cotrafa en Bello, Antioquia le Canta a Colombia en Santafé de Antioquia y La Ceja, Concurso de Duetos en Cajicá, Príncipes de la canción en Ibagué, Mangostino de Oro en Mariquita y Cantandina en ciudades como Medellín, Manizales y Cali.

mono nuñezNo digo únicamente que “debemos apasionarnos por la música de nuestra patria” afanoso de que no se pierdan las tradiciones y justificado en el que “hay que querer lo nuestro porque sí”, no me refiero a inculcar el gusto de forma obligada o agresiva; quiero decir que me gustaría que muchas más personas se emocionaran con nuestra diversidad cultural; tan amplia, tan rica, tan “sin igual” y disfruten tanto como yo y como muchas personas de los contenidos y expresiones, de los sonidos y la forma sutil de nuestra rica expresión musical.

Sí.  Me gusta la música de mi región; me apasiona, me crispa la piel y me desgrana lágrimas de emoción, me conmueven los tiples que evocan recuerdos y los que acompañan las narraciones de amor, desamor, inquietud social de lo contemporáneo; que grato darse la oportunidad de hacer.

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Columnista La Noticia Cultural
http://www.lanoticiacultural.com
Ingeniero financiero y músico por vocación

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