Horacio Millán Pelayo Columnista 
Publicado el Martes, 18 Abril 2017 07:57

VEINTE AÑOS DE MÚSICA COLOMBIANA EN EL FESTIVAL DE SAN GIL (SANTANDER)

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VEINTE AÑOS DE MÚSICA COLOMBIANA EN EL FESTIVAL DE SAN GIL (SANTANDER) Fotografía: Horacio Millán

VEINTE AÑOS DE MÚSICA COLOMBIANA EN EL FESTIVAL DE SAN GIL (SANTANDER)

Por Horacio Millán Pelayo
 
SAN GIL (San).     Cada Semana Santa es la fecha de encuentro para el público, turistas y agrupaciones musicales en torno al Festival de Música Colombiana Andina y Sacra que se realiza en San Gil, capital turística del departamento de Santander, y que para el año 2017 llegó a la vigésima versión.   

Cuenta Carlos Mauricio Rangel, reconocido compositor colombiano y uno de los miembros del comité que propuso la creación de la primera versión del festival, que se buscaba en su momento la generación de un espacio que facilitara las expresiones musicales de la Región Andina sin alejarse del espíritu propio de la Semana Mayor, conservando la posibilidad de mantener expresiones de música Sacra, dado que en  términos prácticos “toda la música es de Dios”.


En el transcurso de estos 20 años la tarima del Festival se ha ubicado en diferentes lugares, en algunas ocasiones en el reconocido Parque Gallineral bajo las centenarias “ceibas gigantescas adornadas con musgos de magníficos festones” como lo dijera Jorge Villamil en su Vals; en los modernos centros comerciales El Puente y San Gil Plaza, en la Casa de la Cultura Luis Roncancio, y en el Parque principal La Libertad. De acuerdo a declaraciones del alcalde actual, Ariel Fernando Rojas, un número no inferior a 250 agrupaciones artísticas han desfilado por este certamen, de los cuales resulta importante destacar las calidades, relevancia y experiencia de los artistas invitados, en su mayoría autores de varias grabaciones en distintos formatos y ganadores de los máximos reconocimientos posibles: artistas como Jaime Llano González, Jhon Jairo Torres de la Pava, Leonardo Laverde, Lucho Vergara, Sofía Elena Sanchez, La Séptima, Septófono, Hermanos Monroy,  Las Zurronas, los Hermanos Martínez entre muchos otros de gran categoría, destacados a nivel nacional e internacional; así mismo el festival ha servido de inspiración para jóvenes artistas de la región hagan su primera aparición en un escenario público y les ha llevado posteriormente a destacarse en el concierto nacional.

Cada año y como argumento de integración para la celebración del Festival, se brinda homenaje a artistas nacidos en la perla del fonce, a la que sin duda se le puede considerar una cuna musical, algunos de ellos son Jaime y Mario Martínez (este último nacido en Barichara), Expresión Guane, Familia Rangel Pereira (algunos de ellos integrantes de la agrupación Impromptus), María Mulata, Fernando Martínez, Gonzalo Fuentes,  Agrupación Musical Campanitas entre muchos otros. Dentro de las curiosidades se destaca que en la primera versión se le rindió homenaje a Luis Eduardo Arenas Arenas, ciego de nacimiento y profesor de música de un sinnúmero de lugareños.

Los Artistas invitados al Festival en la versión realizada en 2017 fueron: Yarith Juliana Peña, Trío Itinerante, Dueto Idilio, Faoba, Víctor Rodriguez, Valentina Parra Delgadillo, Jonathan Reyes, Dueto Ilusión, Harbey Urueña, Coro UNISANGIL, Orquesta Sinfónica de la UNAB, Songo Sorongo, Coro y Grupo de Cuerdas Tradicionales  Instituto de Cultura y Turismo de San Gil, Mayra Sofía Henao (joven promesa del canto, nacida en Pereira), Orquesta de cuerdas pulsadas de Santander y la bandolista Oriana Medina quien ofreció un taller – conversatorio enfocado al desarrollo del músico como solista.

Para el año 2017 el homenaje correspondió a Juan Pablo Cediel Ballesteros, joven artista poseedor de destacadas cualidades como compositor, arreglista e intérprete, con reconocimiento nacional e internacional; promotor e integrante de un amplio número de agrupaciones.  

En el  año 2018 se prevée rendir homenaje a la agrupación instrumental Doscientos de Cilantro, conformado por Diego Otero, Juan Nicolás Márquez y Carlos Velásquez,  que se han sabido ganar el corazón del público, y de los jurados, de diversos certámenes a nivel nacional a través de su propuesta de tiple y guitarra.  Según narra la historia, el nombre del trío obedece a un momento que el director del grupo expresó con preocupación en el proceso de iniciación y ensamble: “Tiene más medida 200 de cilantro que ustedes” queriendo hacer referencia a lo poco precisos que en ese momento se mostraban los resultados de grupo. Un llamado de atención que bien tuvo sus efectos para mostrar hoy por  hoy un trabajo impecable.

Fruto de la dinámica musical y cultural que se ha venido generando en San Gil, de las escuelas de música que han existido, las administraciones públicas, la divulgación y promoción en emisoras locales, la realización del festival que cumple 20 años y los sacrificios, esfuerzos individuales, de padres de familia y la formación de calidad obtenida en diversos centros universitarios del país y del mundo, hoy, la capital de la provincia de Guanentá cuenta con jóvenes músicos de alta calidad y proyección. Para el presente año algunos de ellos han sido seleccionados para participar en la cuadragésima tercera versión del Festival Mono Núñez que se realiza en Ginebra, Valle del Cauca en el mes de mayo y el cual es considerado uno de los más importantes eventos de música Andina Colombiana en el país.

La existencia del Festival de Música Colombiana Andina y Sacra en San Gil permite una participación tranquila de los convocados. Recientemente en redes sociales y en los conversatorios, talleres y conciertos dialogados que se realizan con motivo de diferentes encuentros de la música en Colombia, se ha disertado respecto de la conveniencia de que también existan eventos que no necesariamente otorguen una calificación que configure un primer, segundo y tercer puesto lo cual imprime de alguna forma mayores tensiones e inmediatamente implica categorizar y en remotas oportunidades, rivalidades entre los asistentes y las consabidas pasiones de las barras regionales; no obstante muchas personas sostienen con suficientes argumentos que también son necesarios esos espacios que promueven el espíritu de competencia y superación como reto de construcción permanente y profesionalización en pro de la calidad.

De cualquier modo, en festivales y concursos hay algo que si está muy claro: son muchos los niños, jóvenes, y otros no tan  jóvenes, que siguen haciendo música, que participan en tertulias, que promueven el estudio, reconocimiento y divulgación de la música andina colombiana.  Existen a lo largo y ancho de la geografía nacional escuelas, maestros, aprendices,  melómanos y hasta algunos medios de comunicación, interesados en que se mantengan estas expresiones; algunos con visos  de modernidad y otros con enfoques netamente tradicionales al ritmo de cuerdas, teclados, vientos y percusiones insisten en exponer y prolongar el reconocimiento de las expresiones y ritmos propios que tanto bien le hacen a la identidad de la nación.

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Columnista La Noticia Cultural
http://www.lanoticiacultural.com
Ingeniero financiero y músico por vocación

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